Imágenes de EROTICA DE LA CULTURA,
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La Neo-tecnología Brutaliza. Se sabe, en la medida en que el «Progreso» es solo «instrumental» -instrumental como fin en sí mismo y no como medio para una finalidad creativa- el hombre, el Humano se brutaliza. El humano «progresa» brutalizándose, no refinándose, salvo, quizás, en algunas élites muy concentradas y de desconocida ubicación. El llamado Progreso Técnico Instrumental ha confluido contra el Humanismo. Y aquellas élites pueden hasta ser refinadamente brutales.
Annie Leibovitz
John Lennon and Yoko Ono
19 por 14 cm.
Consultar precio en: https://www.mutualart.com/Artwork/John-Lennon-and-Yoko-Ono/F8A7B3C09B0C27FE
Escribe
AMILCAR MORETTI
El coger desaparecerá. El coger heterosexual. El goce del coger heterosexual, acosado, descalificado frente a otros placeres sexuales diversos y amplificados. Quedará, apenas, de nuevo, como un procedimiento anacrónico de reproducción (pre) pos-humano. Todo lo otro será genético, de laboratorio, biotrónico, artificlal. Los antiguos bancos de esperma y vientres de biotrónica ya en estudio. Ni siquiera vientres alquilados, intermedios precursores, nada más, precedentes (y reimposición de la esclavitud. ¡Extraño que no lo haya interpretado así el movimiento de mujeres!).
¿El orgasmo? No existió siempre. Sí la eyaculación del macho, al igual que la ovulación en la mujer (hembra). Biológico, puramente. En cualquier caso, en épocas más avanzadas en el tiempo el orgasmo fue un privilegio de las élites, que gozaba de tiempo y confortabilidad para refinarse. El orgasmo es placer del refinamiento. La eyaculación es otra cosa. Y en esas culturas, o en la futura cultura sin orgasmo y alta tecnología, la mujer no importa, otra vez. O no cuenta. El orgasmo en el vulgo no existía, no existió por mucho tiempo. Y en la mujer parece ser un hallazgo bastante reciente, salvo precedentes muy de círculos elitistas, tal vez.
La mujer no eyacula; entonces, para ese sentido común rústico y precario, no había orgasmo (y esto hasta no hace tanto). Además, hoy y desde hace un tiempo, el orgasmo parece ser mayoritariamente algo que no necesita del varón. Bien se lo puede prover la propia mujer en su propio clítoris. El clítoris, su «revelación», invalidó al pene, proporcionalmente. Lo destituyó de su trono, deforme.
Clint Eastwood, Burbank, California, 1980. MUTUAL ART. ESTADOS UNIDOS.
«Dye destruction»
29.5 x 29.8 cm
Consultar precio: https://www.mutualart.com/Artwork/Clint-Eastwood–Burbank–California/628EE95754F8B7C3
El pene, ¿imprescindible para el orgasmo femenino? ¿Siquiera necesario? No. Aunque sí -potencialmente- conveniente. Complementaría la autonomía femenina, pero ¿la completaría? Y en última instancia, ayer, mañana y hoy que las mujeres pobres, la mayoría, y también los varones, tengan o no orgasmo es una cuestión que no interesa al Poder, al Orden, al Gran Re-inicio Estratégico Mundial que anuncian algunos. Porque el declive del goce hétero tiene que ver con eso contexto planificado. Para estos factores, sería conveniente que no existiera el orgasmo, ni siquiera como estímulo para hacer algo, reproducirse, por ejemplo.Y en esto, en cualquier caso, no hay orgasmo, sino apenas placer, un placer degradado.
La Neo-tecnología Brutaliza. Se sabe, en la medida en que el «Progreso» es solo «instrumental» -instrumental como fin en sí mismo y no como medio para una finalidad creativa- el hombre, el Humano se brutaliza. El humano «progresa» brutalizándose, no refinándose, salvo, quizás, en algunas élites muy concentradas y de desconocida ubicación. El llamado Progreso Técnico Instrumental ha confluido contra el Humanismo. Y aquellas élites pueden hasta ser refinadamente brutales. Buena parte de esto fue expuesto hace décadas por Stanley Kubrick en «Ojos bien cerrados», su última película. Algo de esto concierne a «El cuento de la criada», la novela de Margaret Atwood.
Que el goce del coger heterosexual como modo crucial, central, imprescindible y esencial para producir goce sano por sí mismo en el humano sea una actividad que desaparezca o se diluya de manera preocupante, ha de dejar al Humano solo y desprotegido con y ante el Dolor de vivir. Será una vulnerabilidad de altísimo grado, enfrentado sin ambages con la finitud (la angustia de finitud) y con la pauperización y hasta ausencia del lenguaje, por falta de «necesidad», como ya se advierte hoy.
El humano simio. Mono. Robot. Cyborg formateado. No hace falta guerra nuclear para esto. Alcanza con un virus. Y mucha digitalización de mensajes e imágenes concentrada. Emisiones audiovisuales sensoriales neuronales sintéticas profundas en el cerebro, formateo de rastros de palabras, acciones y sentimientos, emociones estimuladas, básicas, todo acelerado y profundo, ya en marcha.
Ese compacto va en camino de que el goce heterosexual (no el placer biológico) se olvide o desaparezca. Que termine por no recordarse. Que no haya memoria, salvo en minorías resistentes («hippies», ja) y en algunas las élites ricas, aunque aquí como mezquindad hedonista. Cabe también la posibilidad de que algún residuo del antiguo goce se filtre y transmita. Puede ser.
Que el goce sexual (hétero) gozoso ha entrado en ocaso, o en crisis y discusión tiene como demostración que ubicado como trama central irreductible e irresuelta de la sexualidad toda. Además, hay una diferencia y una confusión entre Goce y placer. Parecen quedar bolsones de placer, no de goce. En el varón, bolsones de evacuación eyaculatoria como mamarracho del amor y el sexo. La mujer parece seguir un camino paralelo y se corre hacia lo lesbiano por incompletud y rechazo de la pobreza hétero así planteada. En este sentido hay como una cacería del hombre como «bestia» extraña, y de la mujer como cosa a usar.
«Jeff Koons et Ilona Staller», 1991
Vintage color print mounted on the menu for the wedding of Jeff Koons and Ilona Staller
Prints & Graphic Art
15,2 x 12 cm
Consultar precio en: https://www.mutualart.com/Artwork/Jeff-Koons-et-Ilona-Staller/4D1DA2AAAE278F71
El goce sexual parece querer ser enfilado hacia un reducto de minorías, ilustradas o no, pero en algunos casos con cierto o apreciable desarrollo perceptivo, con mayor o menor memoria de sensibilidad estética y corporal. El Amor -parece proponerse así- será residuo. Como constante creativa cabe la posibilidad o certeza, según se piense, de que el amor heterosexual deje semilla. Se repondrá. Puede florecer, de alguna forma, otra vez. Y habrá adeptos y detractores. No es que al amor tal lo concebíamos hasta hace poco haya estado siempre, no. Pero es altamente probable que renazca aún desde lo pulsional, producido el colapso del gran cambio civilizatorio que se menciona aquí y allá.
Para todo esto falta, aunque no tanto, y con variaciones e innovaciones impensables es probable que acontezca como aquí intento conjeturar.
Entonces, con impensable Dolor, a resurreccionar.
Amilcar Moretti 