No se me había ocurrido que pudiera cantarla una mina. ¿Por qué no?, me dirán muchas (minas). No sé, porque suena a rubia mítica de novela negra, de esas con vestido hasta los pies ajustado al cuerpo ondulante y escote y un tajo que deja ver buena parte de su muslo y pantorrilla terminados en tacos altísimos. «¡Bueno, esa es una fantasía tuya! ¡Te hiciste los ratones!», me dirá una modelo, actriz, de 28 años, que tiene ese verso entre cínico y feminista de que no cree en un carajo, menos en los tipos.
Pero no se trata de eso. Yo ya hablé de este tema (musical) y lo conozco bastante bien por Frank Sinatra, y noches pasadas incorporé una versión que no conocía de Robbie Williams, algo afectado en su supuesto desgaste de varón bien masculino y corajudo, lo que solo podría hacer bien Robert Mitchum. También expliqué alguna vez que el tema forma parte de una película con música de Johnny Mercer protagonizada, en años de la Segunda Guerra Mundial, por Fred Astaire.
Repito la historia: Astaire es un piloto de avión que debe salir en uno de esos vuelos para bombardear Alemania. De los B-29 que salían no volvían todos. Las tripulaciones se renovaban para sustituir las bajas. Astaire está en un bar de escenografía, solo, sentado a una mesa, creo, y de pronto se acoda a la barra y bebe y bebe. Una tras otra. No ha podido despedirse de su chica. Una copa por mi nena y otra para el camino, repite la canción. Astaire canta y baila, y con bronca rompe todo. Como es buen tipo, decente, paga los destrozos y se despide. A la mañana siguiente, en la neblina, antes de subir al avión aparece ella. Beso y despedida.
Ahora bien, que lo diga una mina me suena a rubia de relato negro, repito. Está bien: pudieron ser Rita Hayworth aquí en Buenos Aires, en «Gilda»; o Kim Novak en «Mis dos mujeres», con Sinatra (pero aquí Kim es bailarina de cabaret pero inocente y buena). Dorothy Malone hubiera andado muy bien. También se me ocurre que cante Charlotte Rampling, la Rampling de «Adiós, muñeca». Pero no se me ocurren Britney Spears o las hermosísimas Megan Fox o Lindsay Lohan, de carisma bien reventado pero con algo de que «soy tan boluda que me metieron aquí y no sé por dónde salir». No sé, tal vez Angelina Jolie, pero no estoy muy convencido. ¿Una mina que sea tan macha que se tome, triste, varias copas, unas para su macho y otras para el camino, mientras al lugar al cual lo envían quizás no regrese. Porque tiene que ir al frente y no sabe si va a volver y no ha podido despedirse de su boyfriend. No sé, puede ser, puede ser…
Por AMÍLCAR MORETTI, viernes 7 de diciembre del 2012.
Argentina
