Una chica de cuerpo largo y fuerte. Una belleza soberana la suya en la que dice no creer. Pienso que es consciente de lo que produce cuando se suelta la cabellera y mira con sus ojos alargados al tiempo que su boca, grande, dibuja apenas en las comisuras la incógnita de una sonrisa aleve. Si mira y se desmelena así, desnuda, reluce con poder. No sé si eso alcanza para sentirse bien.
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Escribe
AMILCAR MORETTI
No pensé en la «Olympia» de Manet. Hubiera sido una impudicia. Es como si hubiese dicho escribiré una novela de la perfección de «La guerra y la paz» o compondré una sinfonía del mismo valor que cualquiera de Beethoven. No sólo no puedo, asunto que no hace falta aclarar, sino que sería imposible, siempre. Cuando desde la cámara ví a Inda Morena y ella miró desde el sillón, con sus ojos entrecerrados y esa semisonrisa que aún no sé que significa (y no sé tampoco si ella sabe que la convoca muy a menudo), con simpleza, dije: «Ahí. Es así. Quedáte así.»
Después, unas semanas después me acordé de «Olympia» (1863) de Edouard Manet, que está en el Museo de Orsay, en París. Yo ni siquiera quise copiar o imitar, no podría ni tengo capacidad, como dije. Es estúpido proponérselo. Nunca me convocó una aspiración de ese tipo cuando registro imágenes de bellas mujeres desnudas. Además, me disgustan los fotógrafos que construyen sus imágenes sobre la imitación más precisa posible de alguna pintura clásica, una obra mayor del arte. Por momentos, algunos productos de estos artífices me resultan algo divertidos -y no hablo de parodias, aún las de Warhol que, creo, está implicado con algo de eso-. No, hablo de los «imitadores» que, de tanta precisión en el detalle imitativo, en los mejores casos resultan hiperrrealistas, con un toque surreal o fantástico, deliberado. O falso. Pero sólo me divierten, apenas.
Modelo: INDA MORENA
Lo de Inda Morena, una chica de cuerpo largo y fuerte, fue más modesto, para mí, en febrero pasado. Ella con su belleza soberana, por supuesto, en la que, aunque parezca mentira, dice no creer. Yo pienso que ella es consciente de lo que produce cuando se suelta la cabellera y mira con ojos alargados al tiempo que su boca, grande, dibuja apenas en las comisuras la incógnita de una sonrisa aleve. Si mira y se desmelena así, desnuda, reluce con un poder que puede intimidar. O produce cierta alegría pícara en el otro sensible, que se pregunta qué es lo que está queriendo decir.
Cuando ví ampliada la imagen de Morena me trajo la «Olympia» de Manet, que desde niño me sorprendió por su actualidad, permanente. Después, claro, en las colecciones de arte de la biblioteca aparecieron «La Venus de Urbino» de Tiziano, de 1538, escuela veneciana manierista. En ella, todos dicen, se inspiró Manet en el siglo XIX. Y Tiziano hizo lo mismo con «La Venus dormida» (1510) de Giorgione, también veneciano pero renacentista.
Yo no debo pensar en ellos, ni Manet, ni Tiziano ni Giorgione. No me referencio porque la distancia es enorme, insalvable. Sólo indico algo que siempre sostengo: hay ideas, conceptos, sentidos, emociones y afectividades que flotan, que están en el aire, que uno respira, y se hallan a la espera de ser tomados. A veces es «el aire de los tiempos» y ahí dentro, en una época, dos humanos, aunque con diferencias abismales en los resultados, pueden pensar lo mismo, llegar a percibir igual asunto o hacer la misma interpretación. Vale para el arte, la política y otras acciones humanas. Otras veces, son ideas que se mantienen a través del tiempo, en algún detalle de la memoria, por siglos, o desde siempre.
A Manet y los dos venecianos del 1500 los ví en la universidad, señalados por un arquitecto que dictaba historia del arte y después llegó a ser rector universitario en La Plata cercano a la dictadura militar del general Onganía. Lo traté primero como alumno y años después como periodista. Un narcisista. Pero el tipo sabía bastante, o retozaba con el arte, había viajado, era artificioso pero tenía cierta cultura del arte.
Morena en cambio vino de otro lado, por su propia senda, audaz y osada con su juventud hermosa, nada más, y cuando se propuso la tarea fue y se sentó y alzó sus largas piernas sobre el brazo del sofá, desnuda. Mientras la luz de la primera tarde entraba por la ventana semicerrada, fue cuando tomé las fotos, muchas, mientras -no me acuerdo pero allí está- ella sonreía, suficiente, serena, segura.
Jueves 17 de marzo 2011.
BUENOS AIRES
De Olympia dicen que Manet la compuso mientras, entre otras fuentes, pensaba en la Venus de Tiziano, la que figura más abajo recostada con el perrito dormido. Sorprende la actualidad del cuerpo de Olympia, sus tacones sin talón, fetiche puro. Su erotismo se impregna porque es cárneo y a la vez «espiritualizado». Sin duda, una mujer de experiencia.
La Venus de Urbino, de Tiziano, del 1500, que atrajo al Manet impresionista y a otros genios es considerada casi una introductora del arte moderno, el del siglo XX. Ella está recostada a la espera, con el perrito dormido a sus pies, símbolo -dicen- de la fidelidad también dormida. En el fondo, dos jóvenes de la servidumbre revisan o espían un arcón, dónde seguro buscan sus propias fantasías, o lo que esconde Venus -ya se sabe de qué se trata- o bien es la ocasión para que algo oculto se escape y comience a hacer de las suyas al estar la tapa abierta de esa posible Caja de Pandora.
Bueno, la «Venus dormida» de Giorgione, otro veneciano, es considerada también inicio de la modernidad plástica del siglo XX, esa que ya quedo atrás. Los estudiosos interpretan entre varios signos claros, dos de ellos: por un lado, una mano sobre el pubis parece confirmar lo que las piernas cerradas dicen, que por allí no habrá camino para ingresar. Pero, por otro lado, con la axila descubierta al estar su brazo detrás de la cabeza anuncia que la zona de la ingle, la antesala del sexo, está o permanece abierta. Y no son interpretaciones «locas» o «freudianas», no, para nada. Es solo un poco de la simbología de la época, que se manejaba con estos antiguos saberes sólo aptos para los muy sensibles e inteligentes. Los mejores goces, los sanos y placenteros, pasan por allí, siempre: sensibilidad, sentimiento e inteligencia.
mira vos Amilcar, ya paso mas de un año desde que cruzamos mensajes y recien leo el tuyo, es que soy muy torpe y descuidado en esto del internet, me alegra saber que estas al tanto de mis pinturas, uno mete las obras en este mar virtual y no sabe quienes disfrutan u odian lo que hacemos, asi que me alegra que estes entre los primeros. volvi a rever a esa preciosa del sofa que tenes alli, te tengo robada la foto asi que quizas la use para uno de mis desnudos, tratando destrozarla lo menos posible, sigamos comunicados. un abrazo desde Valparaiso.
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Queremos ver la pintura
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Oscar, hay una inquietud consecuencia de tus dichos, que por mi parte agradezco, claro.
Arwen, mujer, como verás, a raíz de tu mensaje,reclama: «Queremos ver la pintura».(Leer otros comentarios)
Guarda que es Mujer de Armas (Cuerpo) llevar…(decimos aquí). No va a satisfacerla mirada con superficialidad. Quiere (queremos, dice, al parecer más de Una es)ver la pintura… Quizás la pintura de Ella, que has destrozar, anuncias. O quizás tu pintura toda. Tú sabrás. No sé: repito, quizás su pintura, la de ella hecha por vos, o por hacer.
¿Viste? La vida tiene estas cuestiones.
Andate con cuidado, que es Mina la Arwen que, según sospecho, viene pisando fuerte. Mina, Hembra, Mujer a pleno, vos sabés…
Y gracias por lo referido a mí
Amílcar
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muchas gracias Amilcar por tu Olympia Bonaerense, y para que no seas tan modesto te dire que para los varones que somos muy sensibles a la erotica femenina puede llegar a conmovernos mas que la de Manet, y te lo dice un pintor viejo.
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Oscar, gracias. Que tal observación venga de alguien como tú, con una obra de «reinspiración» en los clásicos -no es fácil de olvidar tu vital «lección de anatomía» (¿o son dos, o tres? Bueno, una dama puede dar más que media docena de lecciones a señores observadores de «síntomas»-, digo, que tal observación venga de alguien como vos, con tu experiencia en el arte, a mí, ¿qué querés que te diga?- me hace desbordar de vanidad.
Tu vínculo con Picasso compite cabeza a cabeza con tus obras expresionistas, como las referidas a bodas y personajes de la farándula nochera o de la cultura «pop», o las «tangueras». En lo personal, me quedo con tus «expresionismos» porque me gusta esa tu onda por varias razones: porque tiene menos de los otros del pasado y porque siempre me gustaron mucho Gorriarena, una buena parte de Carlos Alonso o Goldini. Vos estás al lado de ellos, y entonces para mí tu elogio es un asunto muy serio. Ahora medito cómo lo enmarco, cómo es que le pongo marco para colgar.
¿Sigues en Chile? Hace poco tuve una modelo de Valparaíso, una piba muñeca vital y apetitosa, de mentalidad ilustrada y reflexiva (va a alcanzar lo que desea, en teatro, tiene vigor y mucha voluntad), una modelo que me contó algunas cosas del puerto.
¡Que sigas tu buena y aireada vida, colorida de pintura por cierto, y de nuevo ¡gracias y un orgullo para mí!
Amílcar
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ya paso mas de un año desde que cruzamos mensajes, y no habia leido tu respuesta, me alegra que te guste mi pintura, ahora tengo dificultad para que entre mi mensaje, no se que pasa, soy muy torpe para esto……
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Sos un afortunado en contemplar estos ejemplares de belleza, y generoso en compartir con quienes recibimos textos y fotos de interès para nosotros (no suelo hablar en plural en casos como éste, pero corresponde…)
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Pibas como ella a mí me parecen Pájaros. En mi parque -cuidado desde hace años por Cristina, mi compañera de hace 50 años- me deleito con los zorzales, los horneros, benteveos, torcazas, colibríes, calandrias. Los zorzales se bañan al lado mío. Suelen hacerlo después del mediodía y antes de irse a dormir. Una torcaza come migas de pan cerca de mis pies mientras leo. No me hago ní deseo ser San Francisco de Asís. Lo que quiero decirte es esto que le repito a la piba a la que te referís: «Sos el sinónimo de Vida». (¿O será, con simpleza, la Vida?)
UN abrazo.
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Hermosas la chica y la foto. ¿Para cuándo algún desnudo masculino?…No te gustan…
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Habré de considerar la sugerencia. Hasta ahora los desnudos masculinos en registro fotográfico no han logrado interesarme en mi concepto de retrato de la intimidad de un hogar urbano de clase media.
No obstante, han respondido a mi convocatoria cinco modelos-actores de Buenos Aires, ciudad autónoma.
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Carlos, agrego más. Debo decirte también que al cuerpo desnudo femenino, o a la Mujer, le sospecho -o le imagino- un Secreto que no he percibido aún en el varón.
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