«Desde Roma, la capital de Turquía». El militar ciego, lisiado, resentido, cínico, canchero, derrotado: «Solo pienso porque aquí soy solo una piedra». El primo, cura de campo: «Tú Fausto ya estás perdonado. Siempre te he envidiado. Sos afortunado porque tu sufrimiento te libera, te redime. Estás a salvo. Por eso te envidio. Pienso que tu cruz posee tu razón de vida. Solo vos no comprendes que ves más que yo».

              (pido asistencia: sospecho que mi traducción del italiano…