También: www.moretticulturaeros.com.ar
Escribe
AMILCAR MORETTII
El Oscar pre-pandemia «fue» MeToo. COVID 2019 y 2020. ¿Eh? ¿Recuerdan? ¿Comprenden? En cambio, el Oscar para las películas 2021 ha resultado Macho Alpha. El actor premiado lo logró por una película con un protagonista macho alpha padre de familia cariñoso. A la actriz probablemente burlada por una broma quizás inoportuna (referida a una enfermedad, alopecia, calvicie), fue El Macho Alpha quien la «defendió». ¿Qué sucede? Tal vez llegó la hora de la marcha atrás, del «back lash» con una Corte Suprema ultraconservadora en Estados Unidos y una crisis de liderazgo mundial.
Quién haya leído «Operación Hollywood. La censura del Pentágono» del periodista de Hollywood David L. Robb (editorial Océanos, España, 2006) sabe bien de qué hablo. Hollywood actúa junto al Departamento de Defensa, el Departamento de Estado y la Central de Inteligencia (CIA). Entre otras figuras talentosas, suele rumorearse que Steven Spielberg, Jorge Clooney o Tom Hanks, por citar algunos, tienen buena llegada a estos organismos o, al menos, a uno de ellos, lo que ya es suficiente.
De nuevo, con la entrega de los Oscar en este marzo del 2022, algo sorprendió mucho y algo pareció también guionado. Hollywood dicta cátedra mundial en persuasión e invención de escenarios tan estrafalarios como verosímiles. Dignos hijos de los ingleses, a finales del 2013, en la entrega de los precios BAFTA (de la Academia Británica de Cine y Televisión) el cómico Sacha Baron Cohen fue más pesado en su «chiste»: empujó a una anciana en silla de ruedas fuera del escenario, hacia abajo, lo que le produjo la «muerte» y despertó un horror que paralizó y dejó perplejo al atildado público presente y, también, a buena parte del mundo. La anciana (supuestamente la última sobreviviente de las actrices que habían trabajado con Chaplin) era una doble de riesgo muy bien entrenada.
El actor Will Smith es alto y atlético, se lo nota bien entrenado. No debe ser fácil confrontar físicamente con él. No hay que olvidar que el 2001 hizo la biografía de Muhammad Ali, el mejor de todos los tiempos, o casi, según algunos si no se cuenta Sugar Ray Robinson. Will Smith además de actor de moderada calidad hace presentaciones sobre el «arte de vivir», vencer la mala suerte y la pobreza mediante la voluntad y el esfuerzo. The preacher. Un predicador, personaje tan típico de la cultura protestante puritana del cristianismo y evangelismo de Estados Unidos.
En la ceremonia de los Oscar (2022) el maestro de ceremonias hizo una broma referente a la esposa de Will Smith. Primero todos rieron, incluso el actor. Su esposa, no. Después, Smith se incorporó de su asiento, fue hasta el escenario y le dio una fuerte bofetada al menudo presentador. Macho Alpha. Incluso sus consejos -los de Smith- suelen divulgarse, junto a otros predicadores, en una seguidilla similar de videos que se llama Macho Alpha, un concepto estadounidense y neuro-conductista sobre la presión del varón contra otro varón y, en especial, contra la mujer. Planteada así la cuestión del feminismo es de un reduccionismo atroz y que considera retrasada mental a buena parte de la población.
La era anterior a la pandemia Covid fue «OSCAR MeTOO». Ahora aparece el respetable Will Smith y le da un bofetón humillante a un tipo más frágil. ¿Fue preparado, una puesta en escena? ¿Macho Alpha se revuelve contra y sobre MeToo? No hay olvidar que en la película del Oscar ganado por Will Smith éste compone a un padre fuerte y difícil de no escuchar que, al parecer, permitió -en la vida real- que surgieran dos notables mujeres del tenis, las hermanas Venus y Serena Williams.
La escena de la bofetada tiene detalles que ponen en duda su espontaneidad. Lo repito: Smith ríe sentado en su butaca ante el chiste inadecuado, acto seguido parece darse cuenta del disgusto de su esposa y entonces se levanta y desde bajo el escenario le propina la ostentosa cachetada al conductor. Un detalle: Will Smith sonríe al público mientras regresa a su butaca. Entonces, otra vez vuelve a su indignación al vociferar con aire de “pesado”, en modo pelea callejera, para que el maestro de ceremonias «evite mencionar a su esposa con su boca de mierda». No está mal para Hollywood.

Esto es Hollywood: representación. Si una verdad se interpone frente a lo entretenido, hay que elegir lo entretenido, no la verdad (clásico, confesado por John Ford: cuando la leyenda se convierte en realidad, televisa la leyenda). Es un dogma de Hollywood. Y acaso del cine todo, como arte. Además, a favor de la ficción, la puesta en escena y la bofetada posiblemente actuada hay mucho dinero. No es solo un problema cinematográfico, un simple truco para atraer espectadores, sino un problema de dinero, de mucho dinero. ¿Cómo levantar a un Hollywood pos-pandemia y pos Netflix y plataformas digitales de cine que no sabe si su vida ha terminado o inicia otra etapa completamente distinta, que dejará afuera a muchos? Así sucedió durante el paso del cine mudo al cine sonoro, a principios de los 30. Los “mudos”, salvo excepciones, fueron apartados y olvidados. Will Smith, actor mediocre, a lo sumo aceptable, “no puede” ganar un Oscar. O sí puede. Se lo considera el actor que produce más dinero continuado para las productoras, y promedio le pagan 20 millones de dolares por cualquier película. Pero, debe dar algo a cambio. Una bofetada. Por ejemplo. ¡No hay negocio más entretenido que el negocio del espectáculo!
