El encierro solidario y cómo hacer de ello un momento dolorosamente oportuno para afrontarse y confrontarse consigo y a sí mismo sin matar a nadie, ni a uno mismo. Sin vacaciones ni fines de semana. La nada es fácil, discretamente fácil cuando uno no está. Lo que vale, y es doloroso, como la puta madre, es estar, digamos, ser.
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(Acl. Durante catorce días mi sitio web volvió a sufrir alteraciones por jaqueo de bloqueadores fabricados por empresa Fortinet, de California. Nadie asumió públicamente la autoría de esa interferencia. La interferencia se reparó en gran medida. Desafortunadamente quedó bloqueado mi sitio web para la gran nación China, cuya cultura, arte e historia me merece el mayor de los respetos. Afecta a unos 25 mil seguidores de ERÓTICA DE LA CULTURA en esa República. Confío mucho en que el malentendido sea pronto superado.)

El enclaustramiento domiciliario preventivo -en épocas de pestes (y hay pestes de diversa naturaleza, y algunas definidamente culturales, o políticas)- pone a prueba en diversos asuntos esenciales que se eluden casi siempre en tiempos de normal anormalidad. Hace confrontar con los tres territorios humanos: uno mismo, los otros y el mundo (eso que no depende de nuestra voluntad). Si está habilitada, entrenada, si en la estructuración rígida se ha previsto o hecho una puerta, la creación, la composición de cosas, haceres y quereres suele ser una muy buena manera de aligerar carga y recobrar algo de esa plenitud que no se conocía siquiera en años de «desinfección» completa, la «limpieza» política de opositores políticos durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983)
AMILCAR MORETTI

Image composed by AMILCAR MORETTI. March 2020, early morning on the 19th. BUENOS AIRES.
Modelo: GISE

Image composed by AMILCAR MORETTI. March 2020, early morning on the 19th. BUENOS AIRES.