«Cierto es que muchos escaparon al campo, más hubo miles de ellos que permanecieron en Londres hasta que la pura desesperación los impulsó a salir de la ciudad, al solo fin de morir en los caminos y servir de mensajeros de la muerte, pues hubo quienes llevaron consigo la infección y la diseminaron hasta los confines más remotos del reino».
DANIEL DEFOE
«El año de la peste»
Págs. 114 y 115
Editorial SEIX BARRAL
Barcelona, 1969

