«QUE EL AMANTE SEPA QUE AMA NO
IMPIDE EN MODO
ALGUNO QUE DESCONOZCA
AQUELLO QUE AMA.»
(Jean Allouch)
«El 9 y 10 de marzo de 1960, Lacan pronuncia dos conferencias en la facultad universitaria Saint-Louis en Bruselas. Al declarar a sus interlocutores católicos que Freud «sabe con creces» la importancia del amor a sí-mismo, Lacan da cuenta aquí de una incidencia del saber sobre el amor que no es tan anodina como pudiera resultar a primera vista. Por haber ubicado el componente narcisista, Freud era sabio en materia de amor. La proposición se invierte: el amor es susceptible de saber «con creces». ¿Desde dónde se sabe el amor? ¿Y cómo? ¿Se sabe a la manera de un Clerambault elaborando, al forjar la erotomanía, un saber de segundo grado? ¿Se sabe en un discurso que sería el de la ciencia, como Freud creía podía entrever? Lacan puede posiciones de otro modo, fundamentalmente gracias a su estadio del espejo. Es, en efecto, después de este hallazgo del espejo que él se encuentra en condiciones para decir ese día en Bruselas: «Me amo a mí mismo en tanto me desconozco de manera esencial. Solo amo a otro. Un otro con una minúscula inicial (…).
«Consecuencia: ese carácter narcisista hace del amor un «engaño». El saber del amor como narcisista deviene, con Lacan sabio en amor, saber del engaño del amor. Que el amante sepa que ama no impide en modo alguno que desconozca aquello que ama. ¿Qué? Un sí-mismo que no es él. El saber del engaño del amor se encuentra entonces en otra parte y no en el amante.»
(Pags. 30 y 31 de «El amor Lacan» de Jean Allouch. Abril 2011, Buenos Aires. El Cuenco de Plata, Ediciones Literales.)
Jueves 2 de mayo 2013. Argentina.