Principios de los años 80. Para muchos comenzó la después llamada «década perdida». Para el mundo era el comienzo del neoliberalismo, como se denominó a la nueva ola conservadora que inundó todo (la llamada «globalización», vendida como una mundialización de la libertad y el consumo. Había algo mejor que la libertad absoluta y el máximo de consumos que traía consigo la disolución del comunismo en Europa del Este con la demolición absoluta en 1990 de la ex Rusia soviética?
Para Argentina, la del 80 fue una década que comenzó con una tragedia (la Guerra de Malvinas) y siguió con el retiro de la dictadura militar que desapareció a 30 mil personas.1984 incluía un recomienzo de la esperanza y una continuidad del miedo, del terror militar.
Hubo elecciones, perdió el peronismo por primera vez y la repuesta democracia fue conducida por Alfonsín, un político progresista que prometió recuperar al menos la economía de antes de la dictadura y castigar a los militares torturadores y violadores. No pudo, o lo hizo a medias, según sus posibilidades, según sus decisiones o de acuerdo a lo que se animó en cada momento.
Pienso, hoy, que tuvo razón en muchas de las primeras medidas que tomó y en la intención de adoptar otras como esperaba una buena parte de la ciudadanía. Pero todo comenzó a «salir mal». Al fin y al cabo, al principio Alfonsín parecía ubicarse a la izquierda de la mayoría de la población, aún atemorizada y acostumbrada a ese orden autoritario militar que dejaba afuera a la «negrada». Sin ir muy lejos, hoy a Cristina Kirchner la acosan con algo de ese temor reaccionario de un sector de clase media necio y clasista y también, porqué no decirlo, notables fracciones populares.

Por ahí, en esos meses de 1984 fue que se estrenó «Negocios riesgosos», una película con un pibe de 21 años llamado Tom Cruise. El filme («Risky Business») no tuvo aquí éxito pero sí lo consiguió su tema musical principal, «In the Air Tonight» («En el aire de esta noche»), compuesta por un músico inglés de los buenos llamado Phil Collins. Un tema inolvidable que inundó toda la década del 80.
Para los que vimos el estreno, esa música se identifica con la magnífica escena en que Cruise hace el amor con Rebecca De Mornay, mujer muy sexy mayor que él. La escena se desarrolla de noche en un tren suburbano, en los asientos de uno de los vagones. Las luces y sombras sucesivas de la noche a medida que el tren entra y sale en las estaciones marca el ritmo del amor, de la sexualidad hecha una amistad iniciática amable.
«Negocios riesgosos» es -fue- una muy buena película y mucho se podría decir de ella como una comedia que traza con claridad las nuevas costumbres de los 80: por ejemplo, de qué modo hacer dinero sin demasiados escrúpulos. No hablaré de ello, aquí y ahora. La escena de amor con el tema de Collins lo impide y sirve para que cada uno piense al amor sexual como una forma de entrar -o recrear- una larga etapa de gratificaciones que elevan por sobre el mundo cotidiano, flotando sobre el aire de la noche, de esta noche, si es posible.

Fotos y texto por AMÍLCAR MORETTI. Lunes 29 de abril 2013-setiembre 2021. BUENOS AIRES-La Plata.
Imagen compuesta por AMILCAR MORETTI. 2013-2021. BUENOS AIRES.
Años después, en «Collateral», un Tom Cruise ya maduro, en un tren suburbano, muere.
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Sorprendente y valiosa tu observación. A eso se llama «crítica comparada». Sí, es cierto. Muere. Y aunque es un gangster, lobo solitario, da pena. La pareja heroína, no. Al héroe inexperto, el taxista negro, que lo enfrenta, uno lo aprecia. Pero el personaje de Cruise es un humano que da pena, aún cuando sea cruel e implacable. Y creo que da pena porque muere como ha vivido: en soledad, solo, abandonado, él solo contra el sistema. Y no sabemos nada de él, de dónde viene, cómo ha sido su vida. Nada. No dejará huella. Te acordarás bien que hay una escena extraordinaria en que se mueven en taxi por la noche por las avenidas de Los Angeles, siempre inmensas y desiertas, y se les cruza un lobo solitario. Paran el taxi, creo. Es la imagen del personaje de Cruise, un impiadoso que al final da pena. En la película que mencionás, que me pareció muy buena por verista y por su forma cuidada, en ese final el tren suburbano hace de sarcófago que lleva el cadáver de Tom Cruise, solo, como un lobo derrotado. El plano muestra el tren que parte hacia la noche y se aleja. Esa noche que nos espera a todos. Ah, buenos o malos, en esa noche vamos a entrar solos, seremos cada uno de nosotros los que vamos a entrar, no el otro por querido que sea, sino uno solo. Bonavena cuando le sacaban el banquito y debía enfrentar al negro gigante.
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