
Escribe
AMÍLCAR MORETTI
Sorprende comprobar como -en apenas décadas- se transforma nuestra visión sobre una imagen cuya interpretación antes tuvimos segura. Verushka por Horst P. Horst era ícono de un cambio radicalizado propio de los años sesenta, aún en el espacio de la burguesía aristocrática. Ahora, con nueva apreciación del suave y grácil color celeste de Horst y lo rubio etéreo, también muy ordenado, de la supermodelo, todo en la imagen es celeste, el tono del cielo. Verushka entonces se convierte en un ángel. ¿Los años domesticaron la revolución de la década de los 60? No. Es más probable que la radicalidad de aquella época se sustentara, a su pesar, en cierto espíritu de ángeles celestes, incontaminados, del Cielo. Una forma de quitarle sensualidad, de restarle carnalidad, a la revolución sexual de hace medio siglo. Un detalle: todo en la figura femenina, aunque glamorosa, es prolijo y reconoce orden y cuidado, lo contrario de la pasión y la revolución.
(foto en Vogue 365 Galleries. Australia:
http://www.vogue.com.au//vogue+magazine/vogue+365/galleries/vogue+365,20573/galleries/vogue+365,20573?pos=1
(Surprising how just-in-decades transformed our view of an image whose interpretation before we secure. Verushka by Horst P. Horst was radical change icon of the sixties itself, even in the space of the aristocratic bourgeoisie. Now, with a new appreciation of the soft and graceful blue color of ethereal blond Horst and also very tidy, the supermodel, is all in blue, the tone of the sky. Verushka then becomes an angel. Do domesticated revolution years of the decade of the 60s? No. It is more likely that the radicalism of the period will be sustained, despite himself, in a spirit of heavenly angels, untouched, from Heaven. One way to take sensuality, carnality subtract, to the sexual revolution of the last half century. A detail: all in the female, although glamorous, is neat and recognizes order and care, the opposite of passion and revolution.)
HORST P. HORST





«Era la víspera de la segunda guerra mundial, en concreto, agosto de 1939, y el fotógrafo Horst P. Horst, en los estudios parisinos de Vogue en los Campos Elíseos, hacía esta instantánea titulada Corsé Mainbocher. Fue la última fotografía que hizo en París antes de la guerra.
«Viendo otras imágenes de Horst, es fácil adivinar que era un fotógrafo de estudio. Uno de esos tipos que recelan de la improvisación y prefieren el ambiente controlado de un plató, donde se puede supervisar hasta el más mínimo detalle, idear escenificaciones minuciosas, calculadas, y disponer de atrezzo, decorados o elementos arquitectónicos.
«Su gusto por el Art Decó y su manía (así era la publicidad de su momento) de retratar a las mujeres como si fuesen diosas o, incluso, estatuas, hace que sus fotografías me recuerden el estilo de las películas que Joseph von Sternberg hizo con Marlene Dietrich, una actriz cuyo mayor afán parece ser iluminarse a sí misma.

» A pesar de su elegancia, he de reconocer que no me gustan demasiado las fotos de Horst P. Horst. Sin embargo, la que he dejado más arriba, me apasiona. Famosa e iconográfica, de una belleza y un equilibrio indiscutible, parece la sensación de silencio convertida en imagen. Hay una combinación de intimidad (el corsé puede ser cosa de dos: el que lo lleva y el que lo anuda) y erotismo maravillosa. Incluso de tormento, la cuestión del corsé no es la comodidad, sino ensalzar la figura apretando lo que se necesite, aunque tengas que respirar mediante el aire del pulmón de otro.
«Es difícil elucubrar el detalle exacto que convierte a una imagen en perdurable. Nadie sabe por qué hay fotografías que el tiempo no parece desgastar. Es más fácil reconocer esas imágenes que explicar su misterio. Lo que hace que Corsé Mainbocher sea una fotografía especial (para mí, claro) es la luz y la simetría. Si hay algo mejor que la luz de esta foto, son las sombras, densas, profundas, de un relieve exquisito. Hay algo extraordinario en esa chica situada a la derecha que nos da la espalda (una espalda estupenda) y las tiras del corsé que caen hacia la izquierda. Tiene la simetría y el balanceo perfecto de un columpio.
«De esas fotos que ves y no puedes resistirte a una segunda mirada. Y luego una tercera.»
(de http://elrefugiointrascendente.blogspot.com.ar/2012/06/horst-p-horst.html)





«Se acercó a mí sigilosamente.
Llevaba la copa en la mano. Su pelo
seguía luciendo los bucles níveos
que tenía en su pedestal de mármol.
Me miró con sus ojos pétreos
y su mano se clavó –en la más pura
literalidad del término- en mi pecho.
Bebe. Toda yo estoy en la copa.
Conforme la boca iba llenándose
del néctar delicioso que me ofrecía
mi cuerpo entero se convertía en estatua.
Fue una gran suerte que me despertaras
de aquel sueño agónico con la sonrisa
que luces desde hace siglos. Que comieras
cada átomo de mi piel con el hambre
de carne que sacas por las mañanas.
Que llenaras mi boca con tu lengua.
Que anegaras con mi sangre tus ojos.
Que arrancaras mi corazón de un mordisco.»
(#Ángel González Pieras lleva muchos años en Aragón. Casado con la periodista Encarna Samitier, trabajó en ‘El día de Aragón’ y en ‘Heraldo’, entre otros medios. Actualmente se dedica a la gestión de estaciones de nieve. Además de periodista y enamorado del mundo del arte y del cine, también escribe poesía. Tiene varios poemarios inéditos. Hoy me ha enviado estos dos poemas.” De: http://antoncastro.blogia.com/2011/032804-angel-gonzalez-pieras-dos-poemas.php)
calor de por aquí. Cindy por amílcar moretti. argentina. colombia.

Viernes 30 de noviembre 2012. AMÍLCAR MORETTI, madrugada, a caballo vamos para el monte, aquí me quedo. Esto es African Salsa ¿qué le falta? Nada. Le sobra. Le sobran los otros, los blancos. Que se vayan, que se lleven sus capitales. Que dejen nuestras selvas. Que no vengan nunca más. Que nos dejen nuestra aguita. Nuestros animales. Nuestros campos. No necesitamos nada. Nos sobran esos que después quieren irse. Que no vengan nunca más.
Debo reconocer que he leído muy interesado este post ya
que era un tema que había buscado en internet y todavía no había podido hallar
lo que quería.
Gracias de verdad
Me gustaMe gusta