Brosnan y Greg Kinnear en «Matador», una simpática película sobre las correspondencias entre el gangsterismo mafioso y el mundo de los negocios legales.
NICHOLAS CAGE, RICHARD GERE Y PIERCE BROSNAN
Por
AMÍLCAR MORETTI
Domingo 17 de marzo 2012.
La Plata. Argentina.
(versión de la nota publicada este domingo 17 en la sección Espectáculos del diario EL DÍA, de la Argentina, en la tradicional columna «Cine por TV» del autor de este Blog)
Este es un domingo para descubrir antigüedades. Reposiciones (de películas), mejor. Producir revelaciones sobre películas ya exhibidas, no una sino cien, mil, incontables veces. Hay que plantearse el estado de disponibilidad como espectador activo. No es paradojal decir “espectador”, por un lado, y “activo” por otro. No es este el lugar para un detalle sobre la acción de mirar, ver, leer, visualizar-escuchar películas, relatos cinematográficos. Sólo decir que las obras consistentes, comedias o producciones con apariencia de pura distracción convencional, tienen a disposición a veces contenidos, ideas y sentidos subyacentes muy atendibles, si no serios y graves, profundos, reflexivos, novedosos.
Se requiere sólo predisposición para ver de otra manera lo ya visto. Ejercer la mirada (crítica) sobre algo visto antes con apuro o no, con ánimo superficial o despectivo. O sin darse cuenta de lo que se veía mientras ocurría, en el pasado. ¡Y nada de preconceptos! Son hoy tres películas que rescato por su intensidad e indagación sutil de espacios humanos distintos, y en géneros del cine que poco tienen que ver entre sí. “Matador”, a las 18; “Mujer bonita” a las 19, 45 y “Lord of War”, a las 22.
«Matador», esclarecedora comedia cínica y negra sobre mafia y capitalismo
Homicidio profesional y capital
He visto varias veces “Matador”, del 2005, con Pierce Brosnan y Greg Kinnear. Hace unos minutos revisioné unas secuencias y confirmo lo que juzgué la primera vez: es una estupenda comedia “policial”, una auténtica comedia negra en la que no abundan los disparos ni los asesinatos sino las incertidumbres existenciales, las crisis y reacomodamientos en la institución matrimonial, la cuestión del desempleo y la ficción o fetichismo denunciados por Marx en torno al trabajo en el capitalismo (aquí de consumo), la fantasía del dinero y los objetos a comprar y el sinsentido de un sistema de producción, vida y afectividad que llevan a un callejón sin salida.
No parece todo esto -y esa es la sutileza de la película-, aunque el público lo sospecha. Por eso “Matador”, propuesta más que simpática y cómica a la vez que irónica y descriptiva en lo social, no tuvo mucha suerte en taquilla. Brosnan y Greg Kinnear son dos actores estupendos: al primero le pesan aún sus comienzos de “lindo” televisivo; al segundo –al no ser galán- no se lo reconoce del todo. El primero en la ficción es un asesino a sueldo que en la “plenitud” de su carrera no quiere matar más; lo acosan problemas éticos, de culpa y hasta de “realización” existencial. ¿El humano ha nacido para matar?
El segundo, Kinnear, es un gestor de programas de autosuperación empresarial: utiliza el conductismo de manual para seducir con eficacia al comprador y ascender en la pirámide. Lo despiden. Ambos en crisis, se encuentran, se acompañan. Kinnear está casado: son tres. ¿”Pareja” en trío?
Todos se ayudan, aprenden del otro, intercambian y hasta parece que –ahí no se anima la película- es posible convivir.
Filme Zone a las 18
La prostitución como ascenso social
No es así, pero podría suponerse. “Mujer bonita”, de 1990, en la mayor brillantez estelar de Julia Roberts y Richard Gere, se condiciona a sí misma en el período de furor de la etapa financiarista neoconservadora. Sucede en Beverly Hills: Roberts es una prostituta callejera de baja procedencia, y Gere es un apuesto financista, de esos que barato compran empresas, las desguazan, despiden a los obreros y, convertidas en otra cosa, las venden más caras. Algo así: una especie de “bicicleta” improductiva con acciones empresariales, inescrupulosa “gallina de los huevos de oro”. Ambos se conocen, pactan de a poco un vínculo afectivo y ella se convierte en una Cenicienta reconocida en sus valores “humanos” por el rico y el poderoso. Y éste último, a su vez, comienza a sentir afectos altruistas, no sin sutiles revanchas contra “los malos” (sus antiguos socios o competidores).
Grueso, puede derivarse una suerte de explicación de la venta de sexo: no sería “tan mala” y hasta puede actuar de justificativo y ser un “oficio” eficiente y eficaz. Mmmm… (aunque algunos aspectos en la sociedad pudieran darle razón. Así son los negocios.). Por otro lado, el que “compra” o se adueña del sexo por obra de su riqueza y poder, también puede cambiar y mostrar “corazón”. En lo individual, no sé; en el sistema ésta es una propuesta ficticia –funciona muy bien como cuento de hadas- porque, en lo básico contradice los mecanismos de acumulación de capital. Los afectos generosos son una cosa; el dinero, otra.
Cinecanal a las 20, 15.
«Una docena de personas trafican 550 millones de armas de fuego» , así como quien no quiere, comienza «El Señor de la Guerra».
Lord of War
Sé que es difícil tolerar a Nicholas Cage, más aún un domingo. Pero “Lord of War”, “El Señor de la Guerra” es algo especial. Esta película, con gran tensión en el relato, se construye de a poco como drama y tragedia en los que entran en tensión grandes dilemas morales que no sólo hacen a la subjetividad del protagonista sino a la vida de muchas personas, incluso de naciones y poderes imperiales. “El Señor de la Guerra”, lo repito desde hace tiempo, observo que es una de películas clarificadora sobre el engorroso y complejo tráfico ilegal de armamento.
Se sabe que primero las drogas prohibidas, luego las armas y en tercer lugar la trata de personas en especial con fines sexuales, son los tres grandes negocios ilegales que más dinero “fabrican” en el mundo entero, que después es “lavado” o reintroducido en el mercado a través de estructuras financieras y bancarias reconocidas. Pero sería subestimar esta película si sólo se reconociese su valor pedagógico en materia de política y actualidad. Este filme con un aceptable Nicholas Cage, torturado y a la vez inescrupuloso, es un –aunque desparejo- relato trágico sobre una subjetividad maníaca y perversa, con “sociales costumbres”, que estructura su forma y su acción en el mundo cotidiano reconocible en busca de la acumulación de dinero y poder de coacción o degradación y tormento del otro. Otro que integra el resto de la población mundial.
Space a las 22.
Nicholas Cage y Jared Leto (actor y cantante de USA, 1970), como su hermano en la ficción de «El señor de la guerra», película que desentraña de modo didáctico cómo es el negocio de las guerras.
«Matador», el tema musical de Los Fabulosos Cadillacs, tuvo una variada repercusión. En la política argentina se la recuerda como música de la campaña presidencial de Eduardo Duhalde, de la derecha peronista. Se suponía que se refería a que el candidato iba a «matar» (eliminar a sus adversarios) en las eleciones, aunque con el tiempo las alusiones parecen otras, no agradables precisamente. En el cine de Hollywood aparece como tema reconocible en «Matador», la estupenda comedia con Pierce Brosnan que reponen hoy. Pero también es tema distintivo en «Tiro al banco «(2oo9) («Grosse Pint Blanck»), con John Cusack asesino profesional que se aparece en una fiesta aniversario del colegio secundario.
Gracias, Jean-Paul Galibert.
Tranks, Jean-Paul.
Amílcar
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