
Una mirada sobre Sasha
Sasha, o Sa, como yo la nombro, es una modelo de desnudo para fotógrafos, pintores, artistas plásticos. Habita Buenos Aires. Una muchacha simple y a la vez perceptiva e inteligente. Se advierte de inmediato esa combinación: prudente y decidida desde el comienzo. Sara proviene del interior del país, con ese tono nuez en la piel, suave y tersa. De nuevo, con ánimo de autonombrarla, le digo que me la imagino turca. La melena negra, bien renegrida y larga, que se hace guedejas, con enroscados de larga cabellera de león, de leona. Una trenza que apenas tejen sus manos, rápidas y suaves, sin que uno se de cuenta de pronto la deja caer sobre su torso, también de relumbre suave, voluptuoso.
Sasha Bradshaw (su nombre artístico) no es alta; diría que es menuda, pero en las imágenes tiene esa cualidad que la alarga, la hace longínea, en el lado opuesto a la anorexia. Cuando Sara se estira, en un almohadón, alarga el torso y entre su vientre y el pecho se hace esa leve cadencia del sube y baja de las dunas, como arenas de playas blancas y amarillas. Ella percibe de inmediato el cambio de óptica, de mirada, de exigencia del que observa y registra. Se adecua, y a medida que se siente en espacio seguro se deja estar. Ahí es cuando Sara, como buena modelo que es, en situación de desnudez, centraliza la mirada al dejarse estar desnuda como si no lo estuviera, como si reposara sola, y a la vez con actuación de sus modos de ser y con actuación de lo que se le pide.
Sara, la Negra, la Turca, como cobriza portuguesa, le digo, con su largo pelo de negrura transforma su fragilidad corporal mediante la desinhibición del uso y el movimiento. Suave, de hablar pausado, sereno, casi en tono bajo, parece tímida, y quizás lo sea, claro. Tiene coraje, desea perfeccionar su oficio y que vean su cuerpo, no por exhibicionismo, que no lo tiene, sino porque sabe que el atributo -los atributos- de su figura merecen ser apreciados, que valen, que tienen un modo de expresión, más directo y abierto, si se lo reclaman, o más pudoroso y sensual encubierto si lo percibe así.
Trabajar con Sa es una buena experiencia. No es la única experiencia. Diría que es una antigua experiencia. No es el único modo de experimentar la desnudez para registro expresivo. He trabajado con muchachas debutantes que trabajan una desnudez, inexperimentada, que terminan por ofrecer resultados o hallazgos sorprendentes. Sasha sabe lo que hace, conoce lo que quiere, como dije, tiene un alto grado de coraje y decisión, de espontaneidad, y eso redobla su atractivo, tranquilo, sin tensiones, entregado pero activo y estimulante siempre, como que mide según mide y pide el que observa y la registra. En ese sentido, parece sin límites ni interdicciones.

(Las de este posteo son apenas la muestra de algunas fotos tomadas, en una inicial sesión, el domingo 11 de marzo del 2012)
Noche del lunes 12 de marzo 2012. Buenos Aires.