¿NSFW?
“NSFW es una sigla inglés usada en Internet que significa «Not Safe for Work» (No apto para verlo en el trabajo; literalmente «Inseguro para el Trabajo»). NSFW se suele referir al contenido pornográfico, violento o de cualquiera otra forma que pueda considerarse ofensiva. El término se usa en lugares como los foros, IRC o blogs.”
“Dada la naturaleza subjetiva de «lo apto», a veces son usados términos como PNSFW, «Possibly Not Safe For Work» (Posiblemente no apto para verlo en el trabajo) y LSFW, «Less Safe For Work» (Menos apto para verlo en el trabajo), para el contenido que es considerado ofensivo por los más estrictos censuradores, como las imágenes de modelos que llevan ropa interior o una noticia sobre temas sexuales.”
(consignado en Wikipedia, enciclopedia no apta para académicos, científicos serios, investigadores institucionales y demás gente privilegiada por su acceso rápido a fuentes siempre firmes, seguras e irrefutables).
Escribe
AMÍLCAR MORETTI
Parece que desde hace un tiempo soy «NSFW» en la nube digital planetaria. Lo observé recién hoy al divagar con el buscador de internet. Me ví en la lista de advertencias protectoras de mentes limpias y prolijas que, en apariencia, son, dicen ser o debieran ser muchas (aunque con sentido a debatir). Es comprobable que a la hora de acusar y sancionar (al otro, sobre todo si carece de poder) abundan los comedidos morales (de moral sexual, se entiende, claro) e irrumpen los también abundantes silenciosos ordenadores de costumbres y estímulos valorados alguna vez (y de una sola vez para -casi- siempre) como nocivos.
No es que todos los links de mi Blog Erótica de la Cultura, o mi página Web homónima y originaria (www.moretticulturaeros.com.ar), no es que todos los links sean «no aptos para leerlos o verlos en el trabajo» (¿el trabajo? ¿?). No. Hay algunos, varios, muchos fuera de la clasificación. Dudo entre si no me he esmerado yo o no se han esmerado ellos; a ellos los creo más capaces que yo. La categoría NSFW parece oscilar entre la estimulación al llamado «aumento de la productividad» (es decir, trabajar más en igual cantidad de horas y con igual salario; o sea, generar más plusvalía para el capital; más «explotación» o «expoliación», decían algunos) y la educación moral de la atención mental del consumidor y el grupo frente a la pantalla del monitor de la PC.
Esto funciona de modo similar al Mercado y Bolsa de Valores. Si en algún momento aumentara la cotización monetaria de mis sitios (hay un dominio digital dedicado a diario a este tipo de valorización financiera), es seguro que descendería la cantidad de mis «NSFW». Es lo que sucede con las producciones culturales sobre desnudez, erotismo y aún la considerada pornografía (en el arte, por ejemplo). Si aumenta su cotización en las casas internacionales de subastas se torna más laxo el rechazo «moral-sexual». A más costo en millones de dólares o euros suele producirse una baja del menosprecio estético (sexual).
Parece ser que el «sexo», o sea, las imágenes de desnudo, erotismo o pornografía «distraen» al tiempo que entorpecen los emprendimientos empresariales, vocacionales y las estructuras identitarias de la subjetividad posmoderna supratecnológica y conservadora, el llamado «modernismo» o «vanguardia» reaccionarios. Es probable que así sea. Es probable. Puede suponerse con considerable grado de certidumbre que un trabajador calificado a cargo de un robot ensamblador de automóviles, si en vez de mirar la pantalla del mismo mira o comparte visión simultánea con otro monitor con chicas en bikini en Punta del Este, entonces el carro ha de salir armado de modo incorrecto. Igual puede conjeturarse si a su lado pasa una secretaria o ejecutiva atractivas. Y también si en lugar de distraerse o buscar alivio a su alienación mediante la observación de chicas bonitas, lo hiciera con el payaso Piñón Fijo, la ceremonia de los Oscar o un rally con los tan celebrados monstruosos correcaminos.
En fin, soy -al menos en parte- «NSFW». Si no fuese porque la categoría incluye un amontonamiento indiscriminado, burro y necio de asuntos, prejuicios y apreciaciones ideológicas parcializadoras, casi casi me sentiría relativa y discretamente satisfecho. Pero, se sabe, en la vida no todo es posible. Lo malo suele ser más posible que lo bueno. Pero igual no todo es posible, al menos siempre y al mismo tiempo.
Miércoles 29 de febrero 2012. Argentina. Media tarde, nublada, con sol, con fresco, con linda temperatura, con humedad, con pájaros, con árboles bien verdes, con gatas remolonas. Me gustan las gatas remolonas. Son querendonas. Franeleras y libres. Les gusta que las acaricie fuerte. (Argentina, a 60 kms. de Buenos Aires)
(¡Hacer clic en la imagen del Guasón!)
«En sus últimos momentos, la gente muestra lo que realmente es» (Guasón, en «Batman: el Caballero de la Noche» (2008), de Christopher Nolan)
El artículo es muy bueno pero estoy frívolo, así que me quedé con algo quizá secundario, la palabra «monosexual». Me encantó.
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