Brassaï, 1934. París, noche, niebla, luces de faroles y autos.
Si bien la inauguración oficial nacional es el miércoles 4 a las 19 en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, en el Museo Nacional de Bellas Artes se inició el XVI Festival de la Luz, considerado el acontecimiento fotográfico más importante de América latina. Se abrió con la primera muestra en Argentina del franco-húngaro Brassaï, fallecido en 1984, uno de los grandes maestros de la historia de la fotografía mundial. 150 imágenes de Brassaï han de fascinar en mirada directa a aquellos que lo tienen por descubrir y otra vez a los conocedores que lo han tomado como inspirador del registro de la noche urbana y sus protagonistas populares, sus mujeres enigmáticas y anónimas bajo la luz artificial y sus hombres desafiantes que ocultan algo no mostrable de día o bien que se dejan llevar por la voluptuosidad de las copas y las chicas generosas.
Brassaï, durante su trabajo en la noche parisina.
Brassaï (Gyula Halász, su verdadero nombre, nacido en Transilvania, Hungría) es conocido como el biógrafo visual de un París y su nocturnidad ya desaparecidos. El París de los años 30 y 40 y pico del siglo 19, sus calles de adoquines mojados, la niebla, luces mortecinas, prostitutas, pícaros y ladronzuelos, y parroquianos de bares alegres que ensueñan con sus bebidas, risas y sus chicas de mirada pícara y despreocupada, nunca culposa, de cocotte.
Brassaï: pupilas, madama y cliente acuerdan tarifa.
Si la obra de Brassaï puede disfrutarse hasta fin de setiembre, la del otro consagrado que convoca el Festival, el checo-francés Josef Koudelka (nacido en 1938 en Moravia, una de las tres regiones de la actual república Checa, junto a Bohemia y Silesia), se verá desde el jueves a las 19 hasta el 2 de octubre en la sede de la fundación de la calle Suipacha 658. De profesión ingeniero en la ex Checoslovaquia comunista, Koudelka se hizo conocido en el mundo por sus impactantes fotografías de la invasión soviética (ex URSS, o sea, Rusia comunista)a su país el 20 de agosto de 1968.
Josef Koudelka en N.York, ante una de sus imágenes de Praga en 1968.
Estaba muy fresco aún el Mayo de París, con su fiesta de revolución social juvenil y libertad sexual, y los praguenses pensaron que podrían hacer su propia revolución, con un socialismo libertario que soplara la asfixia del estalinismo, tan puritano burócrata como hoy lo es lo más reaccionario reimpulsado por la iglesia católica. Koudelka, recién arribado de un viaje, tomó sus célebres imágenes del pueblo desafiante frente a los tanques rusos. Una de esas fotos, la más conocida, es la que muestra la gran avenida de Praga por la que marcharon las tropas invasoras y un antebrazo en primer plano con preciso reloj que marca la hora fatídica. El 19 de agosto del 2008 recordé esa imagen en una nota de opinión para el 40 aniversario de la invasión (1).
Koudelka en Argentina.
Queda por definir cuánto de la valoración sobre Koudelka indeclinable aún debe a su presencia física en los cruciales acontecimientos (que marcan tal vez el no retorno en la autodestrucción de la sociedad soñada por Lenin) y cuánto a la propaganda anticomunisma de Estados Unidos que se encargó de internacionalizar las realistas imágenes de la sublevación y resistencia popular. Dicho sea de paso, la foto del reloj que marca el ingreso de los soviéticos ha sido cuestionada por estar «armada», supuestamente tomada en otro momento, con un reloj puesto en hora, lo cual, al fin y al cabo, no reduce el valor de la obra. También sobre el célebre beso del marinero y la enfermera norteamericanos en Times Square cuando los festejos por el término de la Segunda Guerra en agosto de 1945, se ha conjeturado que, en algún punto, fue «actuada» por los dos circunstanciales protagonistas, lo que tampoco cuestiona la alegría de la gente ni el sentido estético-dramático del impecable registro de Eisenstaedt para la revista «Life». Hay otra imagen similar tomada por Victor Jorgensen, publicada por The New York Times. (Y en materia de besos célebres hay otro parecido: el de Robert Doisneau, de 1950, conocido en Life y tomado en París, que -después se supo- fue posado por actores. En el 2003 el “beso de Doisneau” vino a Buenos Aires. En el 2005 se vendió en 240 mil dólares. Actuada o no, la imagen persiste impecable). Con respecto a Koudelka, hay que aclarar que su producción continúa hasta ahora y, además de su aclamada serie sobre los gitanos, ha publicado bellas y dramáticas fotos sobre diversas cuestiones, entre ellas las de emigrantes y exiliados.
Koudelka. Angel en bicicleta. Carnaval en Moravia, 1968.
El Festival de la Luz se compone de más de 100 muestras con la participación de 50 galerías y salas de Buenos Aires y ciudades de provincia. Su tema convocante es «Migraciones», crucial hoy en el mundo. Participan decenas de autores de diversos países. Por la ciudad de La Plata está Helen Zout, a partir del viernes en el Centro Cultural Recoleta. También Ataúlfo Pérez Aznar, pero como curador de una retrospectiva del destacado Oscar Pintor, en San Juan. Destacan artistas argentinos ponen énfasis en los migrantes de los países hermanos de Bolivia, Paraguay y Perú, muchas veces tratados aquí con racismo social: las torpes descalificaciones de «bolitas», «paraguas» y «perucas».
Brassaï. Amantes en bar de París. Preparativos amorosos en los años 30.
Por obra de una cultura social discriminatoria cultivada desde 1976 y 1989, son muchos los argentinos al parecer amnésicos de “la negrada” que casi todos llevamos en sangre por ancestros indígenas o de los «cabecitas negras» dignificados por Perón en 1945. Muchos racistas de idiota y flamante data olvidaron que italianos, españoles, polacos, sirios y judíos pobres arribados desde 1880 fueron la «chusma» de conventillo, anarquistas y vagos a los que la oligarquía explotó, injurió, reprimió y expulsó. Ellos, no obstante, europeos pobres del sur, construyeron con obstinación la Argentina de la primera mitad del siglo 20, junto al mestizaje criollo. AMILCAR MORETTI, martes 4 de mayo 2010.
(Lea desde mañana la versión completa de la nota sobre Sara Rus, sobreviviente de Auschtwitz y Mauthausen, y con su hijo desaparecido en la última dictadura. Adelanto en el post anterior.)
AMILCAR MORETTI:
Escritor, periodista y fotógrafo
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Escritor de periodismo y fotógrafo de desnudo femenino en situación cotidiana.Crítico de cultura, cine, arte y sociología de lo cotidiano durante cuatro décadas en el diario EL DIA (www.eldia.com) de la Argentina.
Creador en el 2010, autor y titular del sitio ERÓTICA DE LA CULTURA magacine de cultura, erótica y política.
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AMILCAR MORETTI
Writer, journalist and photographer
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Journalism writer. Female nude photographer in an everyday situation. Critic of culture, cinema, art and sociology of the everyday for four decades in the newspaper EL DIA (www.eldia.com) of Argentina.
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me seduce la fotografia del maestro Brassai–!
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Es una seducción muy frecuente. Nos pasa a muchos. Gracias por tu opinión.
Amilcar Moretti
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